sábado, 17 de noviembre de 2007

Los amantes




¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.


Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


julio cortazar

viernes, 16 de noviembre de 2007

El niño bueno, Julio Cortazár




No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal. Opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.

domingo, 4 de noviembre de 2007




Le miro extrañada. Tardo un segundo en comprender que está llorando. Me aparto de él, tratando de persuadirme de que la actitud más discreta está en fingir una absoluta ignorancia de su dolor. Pero en mi fuero interno algo me dice que ésta es tambien la actitud más cómoda. -

Día, agotador, esas rizas burlonas enloquecidas, que me sonrrojan y me hacen menos confusa :)

las quiero niñas !


Oh Babi Oh x)

viernes, 2 de noviembre de 2007

Vamos al sol

"Somos de los que viven para adelante.
De cada día que concluimos, nos queda apenas la fiebre,
el eco, la resonancia en la nuca.
Nuestra entrada en las mañanas es una entrada inocente,
como de recién nacidos.
Cubrimos nuestra labor igual que los sembradores
cubren los surcos sembrados: al caer la noche.
Ahí se quedan, para crecer o apagarse, nuestros granitos de luz.
Ni nos preocupan, tampoco. Mañana será otro día.
Golpes de tierra en la cara, cortaduras en las manos,
vientos y lluvias del cielo, son molestias
que terminan donde nuestro paso corta la oscuridad.
Recostamos la cabeza en el ultimo terrón que dimos vuelta.
Por eso, tal vez, nos duela al amanecer
como un resabio de fiebre, un eco, una resonancia sobre la nuca.
¿Los recuerdos, los rencores? ¡Oh!...
Todavía no somos viejos para eso.
Tenemos una fe intensa en la vida.
Tiene bocas de mujeres, tiene ideas como estrellas,
tiene metáforas rubias como pezones y espigas.
Vamos al sol. Estamos esta mañana
sobre la ultima palada que revolvimos anoche.
Sobre la punta del surco.
Alegres. Recién nacidos.”
"vamos al sol"
Rodolfo Gonzalez Pacheco